Yo hubiera deseado que mi padre o mi madre, o mejor, ambos -ya que los dos fueron igualmente responsables- hubiesen tomado conciencia de lo que se proponían cuando me concibieron, teniendo en cuenta mi estrecha vinculación con lo que hacían; que hubiesen sido concientes de que al fin y al cabo no sólo estaba en juego la producción de un ser racional, sino también la feliz formación y temple de su cuerpo, de su genio tal vez, y el molde de su mente.
Tristram Shandy, L.Sterne

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