Mi verdad, mi carácter y mi nombre estaban en manos de los adultos; yo había aprendido a verme con sus ojos; yo era un niño, ese monstruo fabricado con sus pesares.

Las palabras; J.P.Sartre
Así que para aquello era la educación: mejores conversaciones sobre vino y comida.

Mi oído en su corazón, H.Kureishi